Nueva Astronomía
Nueva
Astronomía
En
el epitafio de su lápida, redactado por él mismo, puede leerse: “Medí los
cielos, y ahora las sombras mido, En el cielo brilló el espíritu, En la tierra
descansa el cuerpo.”
Kepler
permitió descubrir el movimiento de los planetas. Utilizó grandes conocimientos
matemáticos para encontrar relaciones entre los datos de las observaciones
astronómicas obtenidas por Tycho Brahe y con ellos logró componer un modelo
heliocéntrico del universo.
Comenzó
trabajando al modo tradicional, planteando trayectorias excéntricas y
movimientos en epiciclos, pero encontró que esos datos los situaban fuera del
esquema que había establecido Copérnico, lo que le llevó a pensar que no
describían una órbita circular. Ensayó otras formas para las órbitas y encontró
que los planetas describían órbitas elípticas que tenían al Sol en uno de sus
focos.

El
estudio de Newton de las leyes de Kepler condujo a su formulación de la ley de
la gravitación universal.
En
1577 Kepler entra en la escuela latina de Leonberg, terminando en 1583 su
primer ciclo de tres años. En 1584, entró en el Seminario protestante de
Adelberg y dos años más tarde, en el Seminario superior de Maulbronn.
Posteriorme se matricularía en 1589 en la universidad de Tubinga, donde estudió
ética, dialéctica, retórica, griego, hebreo, astronomía y física, así como
teología y ciencias humanas, obteniendo su maestría en 1591. En 1594 dejó la
Universidad de Tubinga para convertirse en profesor de matemáticas en la
escuela protestante de Graz .
En
1632, durante la Guerra de los Treinta Años, el ejército sueco destruyó su
tumba y se perdieron sus trabajos hasta el año 1773. Recuperados por Catalina
II de Rusia, se encuentran actualmente en el Observatorio de Pulkovo en San
Petersburgo, Rusia.
En
aquel momento se seguía tomando como cierto el sistema geocéntrico de Ptolomeo,
sin embargo Kepler tuvo acceso a las teorías Copernicanas, de las cuales sería
un acérrimo defensor.
Kepler
dedicó buena parte de su viada a intentar comprender las leyes del movimiento
planetario.
El
9 de julio de 1596; publica en Tubinga su obra Mysterium Cosmographicum (El
misterio cósmico). El Misterio Cosmográfico, traducido alternativamente como
Misterio Cósmico, El Secreto del Mundo o alguna otra variación).
En
un principio Kepler consideró que el movimiento de los planetas debía cumplir
las leyes pitagóricas de la armonía. Esta teoría es conocida como la música o
la armonía de las esferas celestes.
Siendo
un firme partidario del modelo copernicano, intentó demostrar que las
distancias de los planetas al Sol venían dadas por esferas en el interior de
poliedros perfectos, anidadas sucesivamente unas en el interior de otras.
“El
hecho de que todo el mundo este circunscrito por una esfera ya ha sido
discutido exhaustivamente por Aristóteles (en su libro sobre los Cielos), que
fundaba su prueba especialmente en la significación especial de la superficie
esférica. Por esta razón, aun hoy la esfera más exterior de las estrellas fijas
ha mantenido su forma aun cuando no se le puede atribuir ningún movimiento.
Ella tiene al Sol como su centro en su seno más interior. El hecho de que las
restantes órbitas sean redondas puede ser visto por el movimiento circular de
las estrellas. Así, pues, no necesitamos otra prueba de que la curva fue
empleada para adornar el mundo.”
Kepler
propuso que la relación entre las distancias de los seis planetas conocidos en
su tiempo podía entenderse en términos de los cinco sólidos platónicos,
encerrados dentro de una esfera que representaba la órbita de Saturno. Excepto
por Mercurio, el sistema de Kepler funcionaba de manera muy aproximada a las
observaciones.
Como
resulta evidente, se había equivocado.

Inicialmente,
Kepler intentó que la órbita de los planetas se adecuase a la circunferencia
por ser la más perfecta de las trayectorias, pero los datos observados impedían
un ajuste correcto, lo que entristeció a Kepler, ya que no podía saltarse un
pertinaz error de ocho minutos de arco. Kepler comprendió que debía abandonar
la circunferencia, con gran tristeza para él, lo que implicaba abandonar la
idea de un “mundo perfecto”.
Analizando
los datos de Tycho Brahe relativos a las posiciones de los planetas entre las
estrellas, Kepler llegó a la conclusión de que todas las cosas se ajustarían
mejor si se supusiera que todos los planetas recorren órbitas elípticas
teniendo al Sol situado en uno de sus focos. Descubrió también que en su
movimiento alrededor del Sol los planetas se mueven más rápidamente cuando
están cerca del Sol (en el afelio) y más lentamente cuando están más lejos
(perihelio).
En
1609, publica Astronomia nova (Nueva astronomía), la obra que contenía las dos
primeras leyes llamadas de Kepler, relativas a la elipticidad de las órbitas y
a la igualdad de las áreas barridas, en tiempos iguales, por los radios
vectores que unen los planetas con el Sol.
De
esta forma, la primera Ley de Kepler dice:
“Los
planetas tienen movimientos elípticos alrededor del Sol, estando éste situado
en uno de los 2 focos que contiene la elipse”.
Y
en su segunda ley expone:
“Las
áreas barridas por los radios de los planetas son proporcionales al tiempo
empleado por estos en recorrer el perímetro de dichas áreas.”
En
1612 Kepler se hizo matemático de los estados de la Alta Austria.

“El
cuadrado de los períodos de la órbita de los planetas es proporcional al cubo
de la distancia promedio al Sol”.
Finalmente
el 15 de mayo de 1618, confirma su descubrimiento previo sobre la tercera ley
de movimientos de los planetas. Aparecerá recogida en su libro Harmonices mundi
(La armonía de los mundos) publicado en el año 1619 en la ciudad de Linz.
La
tercera Ley de Kepler, dice lo siguiente:
“Tercera
ley (1618): para cualquier planeta, el cuadrado de su período orbital es
directamente proporcional al cubo de la longitud del semieje mayor de su órbita
elíptica.”
Te2/
Re3 = Constante.
Donde,
T es el periodo orbital (tiempo que tarda en dar una vuelta alrededor del Sol),
R la distancia media del planeta con el Sol y C la constante de
proporcionalidad.
Estas
leyes se aplican a otros cuerpos astronómicos que se encuentran en mutua
influencia gravitatoria, como el sistema formado por la Tierra y la Luna.
Nueva Astronomía
Reviewed by Erika Maradiaga
on
3:08 p.m.
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